Una democracia sana no es posible sin mujeres en los altos puestos de decisión
La AMFJCH expresa su profundo rechazo al envío de los pliegos de dos hombres a fin de conformar la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Un Poder Judicial democrático es aquel que atiende a todas las personas, en especial las que se encuentran con sus derechos más vulnerados, que pertenecen a grupos históricamente desaventajados.
La perspectiva de género ha venido a corregir esas deficiencias y fue introducida por mujeres y extendida en su formación a quienes integran la Justicia.
Hasta hoy sólo Margarita Arguás, Carmen Argibay y Elena Highton de Nolasco integraron el tribunal que interpreta la Constitución Nacional y aplica en última instancia las convenciones de DDHH. Nadie puede desconocer que a partir de su incorporación nacieron las Oficinas de Violencia Doméstica y de la Mujer y que con ello dieron visibilidad a problemáticas que antes no se trataban, lo que incluye el trabajo de las juezas, fiscalas y defensoras.
Existen numerosas abogadas y magistradas con solvencia profesional en nuestro extenso territorio argentino, para cubrir esa vacante. Sin embargo esta decisión del Poder Ejecutivo coloca a nuestro país, en un paso hacia atrás en relación a los ODS, porque se trata de una política clara de discriminación hacia las mujeres, conforme el art. 1 de la CEDAW y el 4.j de la Convención de Belem Do Pará.
El retroceso en la igualdad real se hace patente. Habrá más justicia con mujeres porque es justo que también haya mujeres en el máximo órgano jurisdiccional.